Tenía un nudo en el estómago.
Pero no un nudo de nervios.
El nudo que se queda cuando todo ha terminado y no ha pasado nada.
Llegas, llegas, la cuerda, la agarras, te resbalas, la cuerda, se escapa, te pierdes, ya sabes que esta vez no, y al final nada.
Ese nudo. Perfecto.