jueves, 22 de marzo de 2012

Cinco letras


Se me distraen los sentidos mezclándose entre recuerdos de todo lo vivido hasta el momento.
Recordar me ayuda a vivir más en el ahora. Paradojicamente.
A no olvidar los juegos de hoy estoy aquí, y mañana puedo estar allí, o en el peor de los casos, ni siquiera estar. El ciclo natural de la vida, las etapas, los circulos y sus cuadraturas, los momentos, las vivencias, las nostalgias inventadas, los inventos llenos de nostalgia...

Al final todo es mentira, es la única verdad. Pero por primera vez, esta afirmación no se verbaliza enfadada, rencorosa ni enrabietada, tal vez emocionada, agradecida.
Por primera vez empiezo a comprender que ayer pasó, y mañana aun no ha venido, que fuiste una pieza más del Lego, como yo lo fuí para muchas otras vidas que hoy no recuerdan ya ni la mitad de lo que significaba.
Lo vivido, y lo bebido, me nubla tu visión, sé que estuviste y que gracias a ti, a mí contigo, a mí conmigo...soy lo que doy, soy de donde estoy, soy con quien estoy. Y eso, es una forma de seguír estando. La más eterna de las formas.

Al final todo es (V) mentira, lo sabes, (I) lo sé. Una mentira (V) tan de verdad, que te (I) empuja a vivir todas sus letras, todas y cada una de las (R) cinco letras de la palabra vivir, con esa intensidad que te da el saber que un día esta mentira acabará.


Y tú, te la crees.

sábado, 10 de marzo de 2012

O2

Existe por todas partes, nos rodea, nos envuelve, nos roza y nos abraza, y nosotros no nos percatamos de ello. Simplemente lo absorvemos automáticamente, esnifando cada partícula de vida que con ello tragamos.
Para andar, para saltar, para correr, para bucear, para follar, para leer el períodico, para asomarse a la ventana, para mirar y para ver, para cocinar... Para vivir, en definitiva.

Y a tí te falta, y yo siento que te daría todo mi oxígeno si pudiese. Pero no puedo.
No puedo.

http://www.youtube.com/watch?v=gnhXHvRoUd0&ob=av2n

jueves, 1 de marzo de 2012

1. R

Ahí va él, con su mochila cargada de esos trastos indispensables para la vida: un par de mazas, algo de pan para los peces, un pompero semilleno y pegajoso y un puñado de ganas.


No sabe mirar hacía atrás y poco le importa lo que de él piensen los demás, tiene intacta esa naturalidad  e inocencia propia de los que tienen poco mundo recorrido, muchas historias imaginadas.

Sabe hacerte cosquillas sin rozarte y viajar, en un solo soplido. Es capaz de mantener la pompa de jabón con vida tanto como su estatura le permite, esa estatura que no se mide en metros, sino en latidos. 
Inventa chistes y come chocolate. El kepchup no le gusta, dice. 
Cuelga dibujos en la puerta de mi armario como pruebas de sus idas y venidas imaginarias, y yo los mantengo como premios visibles de poder compartir mi vida con la suya.

Ahí va él, ahí va, donde quiera irá, lejos, muy lejos, tan lejos como lance sus mazas, como los peces puedan llevarle nadando, o las pompas de jabón puedan soportar su vuelo, su batir de alas y el polvo de duende que desprende a cada movimiento.