Se me distraen los sentidos mezclándose entre recuerdos de todo lo vivido hasta el momento.
Recordar me ayuda a vivir más en el ahora. Paradojicamente.
A no olvidar los juegos de hoy estoy aquí, y mañana puedo estar allí, o en el peor de los casos, ni siquiera estar. El ciclo natural de la vida, las etapas, los circulos y sus cuadraturas, los momentos, las vivencias, las nostalgias inventadas, los inventos llenos de nostalgia...
Al final todo es mentira, es la única verdad. Pero por primera vez, esta afirmación no se verbaliza enfadada, rencorosa ni enrabietada, tal vez emocionada, agradecida.
Por primera vez empiezo a comprender que ayer pasó, y mañana aun no ha venido, que fuiste una pieza más del Lego, como yo lo fuí para muchas otras vidas que hoy no recuerdan ya ni la mitad de lo que significaba.
Lo vivido, y lo bebido, me nubla tu visión, sé que estuviste y que gracias a ti, a mí contigo, a mí conmigo...soy lo que doy, soy de donde estoy, soy con quien estoy. Y eso, es una forma de seguír estando. La más eterna de las formas.
Al final todo es (V) mentira, lo sabes, (I) lo sé. Una mentira (V) tan de verdad, que te (I) empuja a vivir todas sus letras, todas y cada una de las (R) cinco letras de la palabra vivir, con esa intensidad que te da el saber que un día esta mentira acabará.